Pues triunfaste victorioso
en la gran Jerusalén
los fieles Jesús, también
sean tu triunfo glorioso.
Por el bien del hombre encarnaste,
dándole ejemplo viviste,
la ley santa estableciste,
la iglesia en la fe afirmaste:
y un rasgo manifestaste
de tu ser majestuoso.
Los fieles Jesús, también
sean tu triunfo glorioso.
Como Rey ser aclamado
quisiste, haciendo una entrada,
con tal triunfo celebrada,
que otra igual no se ha admirado:
Sin habla el niño ha entonado,
tu aclamación muy gozoso.
Los fieles Jesús, también
sean tu triunfo glorioso.
Sobre un humilde pollino
se ostenta tu gran poder,
pues sin mas poderlo hacer,
el pueblo a honrarte convino:
sus corazones previno
tu influjo maravilloso.
Los fieles Jesús, también
sean tu triunfo glorioso.
Ramos con prisa cortaron
de oliva y palma de Edén,
y estruendo en Jerusalén
Rey de la Paz te aclamaron,
muy festivos te obsequiaron
de David, cual hijo hermoso.
Los fieles Jesús, también
sean tu triunfo glorioso.
Con los ramos en las manos,
y tendiendo su desvelo,
los vestidos por el suelo,
te cercan los ciudadanos,
regocijados y ufanos,
por Príncipe tan piadoso.
Los fieles Jesús, también
sean tu triunfo glorioso.