Las Oraciones Más Antiguas, Mágicas, Efectivas y Poderosas

martes, 20 de marzo de 2018

DOMINGO DE RAMOS, ORACIÓN


Es un risueño y apacible día;
ardiente el sol con áureos resplandores
radia y colora del pensil las flores
en su lozana alfombra de verdor;
la brisa que en sus hojas juguetea
bebe y esparce su preciado aroma,
trina el jilguero, arrulla la paloma,
todo respira celestial amor.

Jerusalén, sobre sus calles siente
festivos ecos de entusiastas almas,
de leda tropa que rizadas palmas
en su alborozo derramando va.

¡Hosanna!
con alegre acento
en el transporte de su gozo grita,
y en tierra siembra y en el aire agita,
verdes guirnaldas que tejido ha.

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Arcos de triunfo caprichosa forma,
lanza al viento confusa melodía,
y mezcla con la voz de su alegría
los ecos de la flauta pastoril;
y tañe el arpa de apacibles sones
y dulce pulsa su laúd sonoro,
y aúna a un tiempo en el confuso coro
la ingrata guzla y ronco tamboril.

A través del concurso bullicioso,
de Dios asoma el hijo prometido,
no en regio carro de marfil subido
ni escoltado por bélico escuadrón;
sobre los lomos de la humilde asna
 a que en sus tiempos aludió el profeta
como su padre lo ofreció á Sión.

Cruza las calles, se encamina al templo,
contra el indigno mercader se enoja
que en él habita y del umbral le arroja
lanzando en tierra su mercado vil;
entre el gentío que sus plantas besa,
la vista vuelve al de la luz privado,
en marcha pone al de los pies lisiado
pasmando a todos con prodigios mil.

El sacerdote que de altar cruento
en las aras las reses sacrifica,
y de su estirpe con la fe trafica,
en medio de los pueblos de Israel;
el torpe escriba y publicano impío,
que en su cinismo la justicia vende
del Hombre-Dios la pretensión comprende
los ojos clava con furor en él.

Mas á través del malicioso amaño
que al generoso Redentor rodea,
la santa enseña sin temor ondea
de su doctrina, ante la clara luz;
y su palabra por doquier derrama
de la verdad la cándida semilla,
y en su mirada refulgente brilla,
la precursora estrella de la cruz.


ORACIÓN

Hosanna, al hijo de David.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
Rey de Israel.
Hosanna en las alturas.
 
¡Oh, Dios!
en cuyo amor consiste la santidad,
multiplica en nosotros los dones
de tu inefable gracia y pues en la
muerte de tu hijo nos hiciste esperar,
lo que creemos haz que resucitando el mismo,
lleguemos al fin para que caminamos
y el cual contigo vive y reina un solo Dios,
en unidad del Espíritu Santo,
por todos los siglos de los siglos.
 
Amén.




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