Las Oraciones Más Antiguas, Mágicas, Efectivas y Poderosas

domingo, 27 de julio de 2014

SÉÑOR JESÚS, ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO

 
¡Señor Jesús, muchas gracias!
por el aire que nos das,
por el pan que nos alimenta,
por la ropa que nos viste,
por la alegría que poseemos,
por todo lo que nos ofreces.

¡Muchas gracias, por la belleza del paisaje,
por las aves que vuelan en el cielo de añil,
por tus dádivas mil!

¡Muchas gracias, Señor!
por los ojos que tenemos…,
¡Ojos que ven la tierra y el mar,
que contemplan toda belleza!
¡Ojos que se iluminan de amor
ante el majestuoso festival de color
de la generosa Naturaleza!

¿Y los que perdieron la visión?
¡Déjame rogar por ellos
a tu noble corazón!
Yo sé que después de esta vida,
más allá de la muerte,
volverán a ver con alegría incontenida…

Muchas gracias por mis oídos,
por los oídos que me fueron dados por Dios.

Muchas gracias, Señor,
porque puedo escuchar
Tu nombre sublime, y así, puedo amar.
 
Muchas gracias, por los oídos que registran:
la sinfonía de la vida,
en el trabajo, en el dolor, en la lidia…
El gemido y el canto de las ramas del olmo,
las lágrimas doloridas del mundo entero
y la voz lejana del cancionero…

¿Y los que perdieron la facultad de escuchar?
Déjame por ellos rogar…
Sé que en Tu Reino volverán a soñar.

Muchas gracias, Señor, por mi voz
mas también por la voz que ama,
por la voz que canta,
por la voz que ayuda,
por la voz que socorre,
por la voz que enseña,
por la voz que ilumina,
y por la voz que habla de amor.
 
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¡Muchas gracias, Señor!
Me acuerdo, sufriendo, de aquellos
que perdieron el don de hablar
y Tu Nombre no pueden pronunciar!
Los que viven atormentados en la afasía
y no pueden cantar ni a la noche ni al día.
 
Yo suplico por ellos
sabiendo, pues, que más tarde,
en Tu Reino volverán a hablar.

Muchas gracias, Señor,
por estas manos mías,
sirviendo a la acción,
al progreso y a la redención.

¡Te estoy agradecido
por las manos que dicen adiós,
por las manos que dan ternura,
y que socorren en la amargura;
por las manos que acarician,
por las manos que elaboran leyes,
por las manos que cicatrizan heridas
curando las carnes sufridas
balsamizando los dolores de muchas vidas!

Por las manos que trabajan el suelo,
que amparan el sufrimiento y enjugan lágrimas,
por las manos que ayudan a los que sufren,
a los que padecen…
¡Por las manos que brillan en estos trazos,
como estrellas sublimes fulgiendo en mis brazos

…Y por los pies que me ayudan a marchar
erecto, firme al caminar;
pies de renuncia que siguen
humildes y nobles sin reclamar.

Y los que están amputados, los inválidos,
los heridos y los deformados,
los que están retenidos por la expiación
por ilusiones de otra encarnación,
yo ruego por ellos y puedo afirmar
que en Tu Reino, después de la lidia
dolorosa de la vida
han de poder bailar
y en transporte sublime otros brazos acariciar.

¡Sé que todo es posible!
¡Aún lo que al mundo parece imposible!

Muchas gracias, Señor, por el amor que yo tengo
y por el hogar que es mío…

Gracias, Señor, por la esposa que me escogiste,
y por los hijos con que nos bendijisteis.
 
Mas si yo siquiera
ni un hogar tuviera
o un techo amigo para cobijarme
ni otro abrigo para confortarme,
si yo no poseyera nada,
sino las calles y las estrellas del cielo,
como lecho de reposo y gruesa sábana,
y a mi lado nadie existiera,
viviendo y llorando solo.
 
Sin alguien que me consolara
Diré, cantaré, aún:

Muchas gracias, Señor,
porque te amo y sé que me amas,
porque me diste la vida
jovial, alegre por tu amor favorecido.
Muchas gracias Señor, porque nací.
Muchas gracias porque creo en Ti.

…Y porque me socorres con amor.
Hoy y siempre.
¡Muchas gracias, Señor!
 
 
 
 

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