Dadme la gracia, Señor, de gozar
vuestras consolaciones en mis sufrimientos,
a fin de que sufra como Cristiano.
No pido ser exento de los dolores,
porque ésta es la recompensa de los Santos:
pido no ser abandonado
a los dolores de la naturaleza
sin las consolaciones de vuestro Espíritu.
No pido tener una plenitud de consolación
sin sufrimiento alguno,
porque esta es la vida de la gloria.
No pido tampoco
una plenitud de males sin consolación,
sino que os pido, Señor,
sentir enteramente en conjunto
los dolores de la naturaleza por mis pecados,
y las consolaciones de vuestro Espíritu
por vuestra gracia,
porque éste es el verdadero estado de Cristianismo.
Que no padezca los dolores sin consolación,
si no que sienta los dolores
y la consolación al tiempo,
para llegar finalmente a no sentir