Oh! Dios mio,
Señor justo y benevolente,
que después de que tu siervo Job,
sufriera por tantas aflicciones,
y lo perdiera todo, familia, posesiones,
incluso la salud,
y únicamente conservara
el don maravilloso de la paciencia
y su inmensa fe en Ti,
Tú le recompensaste generosamente
devolviéndole todo lo perdido
multiplicado por siete.