Las Oraciones Más Antiguas, Mágicas, Efectivas y Poderosas

domingo, 28 de enero de 2024

SANTIGUADO DE SAN PEDRO PARA CERRAR Y CURAR HERIDAS


 
 
 
Yo te santiguo,
 
(Decir nombre de la persona)
 
en el nombre del Padre + 
y del Hijo +
y del Espíritu Santo +.

Amén

 
San Pedro estaba sentado en una piedra,
y llegó el Señor y le preguntó:
Pedro, ¿qué es lo que tú tienes?
 
Señor, esta llaga tengo
y no la puedo curar.

Pues ¡vete mal
para el fondo del mar sagrado! +
donde no oigas buey berrear
ni gallo cantar.
 
 
Rezar tres Padrenuestros y tres Avemarías.


SAN PEDRO APOSTOL

San Pedro originalmente se llamaba Simón y era oriundo de Galilea, región de la Palestina en el Asia Menor. Su hermano Andrés, que había conocido un poco antes a Jesús de Nazaret, invitó a Simón a ver al maravilloso Carpintero que recorría el país ganándose muchos corazones.
 
Simón, tenía un temperamento ardiente y un gran corazón, y prendado del Maestro y comenzó a seguirlo, aunque no definitivamente.
 
Más tarde presenció el poder ilimitado de aquel Señor, que lo mismo transformaba el agua en vino, caminaba sobre las olas del mar, resucitaba a los muertos y descubría los más profundos secretos del pensamiento.

Jesús, por su parte, demostraba que tenía designios muy especiales para aquel sencillo pescador.
 
Una vez se sirvió de la barca de Pedro para predicar desde ella a la muchedumbre. Le ordenó que arrojara la red al agua y al sacarla salió tan llena de peces, que parecía romperse. Otras veces lo llevó como testigo de milagros especiales, como lo fueron su transformación en el monte Tabor y la resurrección de la hija de Jairo.
 
También le dio muestras de distinción, como cuando le ordenó sacar un pez y pagar, con la moneda que en la boca del mismo hallaría, un impuesto por cuenta de ambos. Todo ello encaminado a preparar a Pedro para la misión que iba a confiarle corno su representante o Vicario en la tierra.
 
En el sermón de la montaña había dicho Jesús, a modo de comparación, que el hombre prudente, lejos de construir su casa sobre arena, la levanta sobre la piedra, para que no puedan derribarla los vientos ni las aguas enfurecidas de los torrentes. Por eso, cuando Pedro confesó solemnemente, en cierta ocasión, que Jesús era el Hijo de Dios verdadero, el Señor pronunció aquellas no menos solemnes palabras:

''Y yo te digo a ti, tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas (o poderes) del infierno no prevalecerán contra ella; y te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que atares sobre la tierra será atado en el cielo; y lo que desatares sobre la tierra será también desatado en el cielo".
 
Sin embargo, Pedro era un hombre frágil y debía aprenderlo por experiencia propia para que cuando hubiese de representar al Señor, supiese compadecerse de sus hermanos, los hombres frágiles pecadores.
 
Jesús le predijo que Satanás le había pedido para cribarlo como a trigo, pero que había rogado por él para que no le faltara la fe. La explicación profética consistió en anunciarle que Pedro no solamente le abandonaría, sino que antes del segundo canto del gallo lo habría negado tres veces lo cual no impediría que hubiese de convertirse para recibir del mismo Señor los poderes Prometidos.

Pasada la borrasca de la Pasión, el Señor ordenó a las mujeres que llevaran la noticia a sus discípulos, y a orillas del mismo lago donde había ocurrido la pesca milagrosa, hizo a Pedro Pastor Supremo de su rebaño.

Después de la ascensión de Jesús, Pedro tomó la dirección de la pequeña comunidad que formaba la Iglesia y decidió buscar a un substituto del traidor Judas para que formara parte del grupo de los doce apóstoles. La suerte favoreció a Matías y entonces todos se recogieron con María, Madre de Jesús.

Pedro tomó nuevamente la iniciativa y pronunció un discurso ante una multitud de curiosos. Pedro comenzó también a obrar milagros y bastó con que su sombra cayera sobre algún enfermo para que recuperara su salud.

También procedió corno legislador y castigó con la muerte a Ananías y Safira, por haber mentido, y reprobó con indignación la conducta de Simón Mago, que le ofrecía dinero por el poder.

Más tarde Pedro recorrió, como Pastor, los ámbitos de su jurisdicción, sufrió encarcelamientos y fue liberado dos veces por un ángel.

Posteriormente, primero estableció una sede episcopal en Antioquía y por fin, otra en la capital del Mundo Romano, Roma, la ciudad eterna, donde permaneció veinticinco años y fue crucificado, cabeza abajo, durante la sangrienta persecución de Nerón.

En la Sagrada Escritura nos quedan dos cartas escritas por el primer Papa a los fieles, y en la ciudad de Roma, su sepulcro, ubicado en la colina del Vaticano, hoy coronado con la grandiosa basílica dedicada a su nombre.



SAN WENCESLAO: UNA SÚPLICA QUE CONCEDE UN DESEO


Oh, Señor, que conoces todas las piadosas obras,
y el puro corazón de San Wenceslao,
tu devoto, y rey cristiano en una tierra pagana...

Que rodeado de creencias paganas 
se fortaleció en sus convicciones. 

ÉL, dio su ayuda a los pobres continuamente, 
y te imploro que por su intercesión
mi súplica llegue a ti para obtener tu ayuda,
ya que  tan fervoroso siervo tuyo,
será mi mejor embajador para obtener tu favor.

Y a ti, glorioso San Wenceslao,
que te purificaste mediante la penitencia, 
rezabas a la Madre bendita y difundiste 
la verdadera Fe por todo tu reino,
te suplico ayuda en mis necesidades
que son desesperadas en este momento
y sin tu intercesión y ayuda
no podré salir de este bache superándolas.

(Hacer la petición)

Te pido que ores por los cristianos que conozco,
por los que no conozco y por quienes no lo son,
para que todos juntos como hermanos
logremos alcanzar la verdadera fe,
y en un mundo lleno de amor, 
consigamos alcanzar y el bienestar
que tanto necesitamos y añoramos.

Te pido bendición para nuestros estudiantes 
para que alcancen el éxito en sus estudios,
para todas las personas que trabajan honestamente
y para aquellos que viajan a países no cristianos. 

También te pido que incrementes nuestra fe 
y nos protejas de las influencias externas. 

San Wenceslao, ruega por nosotros. 

Amén.

SAN WENCESLAO

En Las Mil y una Noches suelen aparecer califas y reyes que, protegidos por la oscuridad de la noche, dejaban sus palacios suntuosos, sus cortesanos, escuderos y pajes, para vestir las ropas viejas y harapientas de los pobres y recorrer los barrios y casas de los desvalidos.
 
El objeto de estas escapatorias era presenciar por sus propios ojos, y bajo apariencia menesterosa, cómo se administraba la justicia en su reino y cuáles eran las necesidades de sus súbditos. Una vez que se enteraban de esto, descubrían su identidad y descargaban el rigor de su justicia sobre aquéllos que la habían vulnerado.
 
Es probable que la leyenda haya idealizado y generalizado esta práctica de los soberanos orientales, pero se dice que, en realidad, hubo algún califa que la siguiera.
 
En la vida de San Wenceslao, aparecen algunos episodios en los que, siendo duque, también se disfraza y escapa de su lujoso palacio para socorrer a los necesitados y remediar sus males. Concretamente, los hagiógrafos de San Wenceslao cuentan cómo éste tenía un paje que se avergonzaba de ser pobre, por lo que encubría su pobreza, disimulándola hasta donde podía.
 
Cierta vez, un servidor, enterado de la miseria en que vivía el paje, lo comunicó a su señor, el duque. Wenceslao tuvo un sentimiento de caridad para con su criado, que le movió a remediar su necesidad sin herir su orgullo.
 
Se disfrazó de labriego y llevó por la noche ropa, provisiones y leña hasta la puerta de la casa del paje. Cuando amaneció, el menesteroso encontró aquello que aliviaba sus principales necesidades, y se sintió feliz.
 
—¡Esto no es obra de hombre alguno —pensó— sino de la Divina Providencia!
 
Efectivamente, no era un hombre común quien lo había auxiliado, sino la Divina Providencia encarnada en un santo.
 
Wenceslao no hizo esta buena acción una sola vez; la repitió varias, y no sólo con su paje, sino con otros servidores y gente desvalida de su pueblo. Ahora bien, ¿era propio de la caridad cristiana proteger así un sentimiento de orgullo?
 
En este caso, sí. Constituía extremada delicadeza no herir la susceptibilidad de quien sufría íntimamente por su falta de humildad.
 
En cuanto a remediar sus necesidades mediante un disfraz y actuar a favor de la sombra de la noche, seguía Wenceslao el precepto evangélico: que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha; es decir, que se haga la caridad sin la menor ostentación. Todo esto sólo podía hacerse en tal secreto.
 
San Wenceslao fue, pues, un soberano que amaba y servía a su pueblo. Un duque que descendía voluntariamente a las más bajas capas sociales para entender y amparar a sus súbditos.
 
Se sabe que asistía a los entierros de la gente más pobre, que visitaba a los presos y que cuidaba personalmente de las cosechas de trigo, como un campesino más. También ayudaba a elaborar el vino. Con el mejor trigo hacía hostias, y con el mejor mosto, vino de consagrar en la celebración de la misa.
 
Era una personalidad humana sumamente atractiva, pues hacía el bien a quien lo necesitase, cuando los señores de su misma alcurnia miraban a los campesinos por encima del hombro.
 


SÚPLICA A SAN SEBASTIAN PARA CAUSAS DESESPERADAS



La desnudez de tu cuerpo
  se revestía de flechas
  que hacían blanco,
raudos y derechos,
  y no te dejaban en reposo.

  Lluvia mortífera que ha salido
  de manos traidoras, pecadoras.
  Son las flechas: lanzaderas
  que os tejerán un nuevo traje.

  Con hilo purpúreo, sangriento,
  se tejerá el vestido de tu gloria.
  De la más noble ejecutoria,
  son las heridas exponentes.

 Atrevido soldado, Sebastián,
  vuelto por Cristo soldado intrépido,
  para vigorizar al mundo decrépito
  que ya no se puede arrodillarse.

Protégeme San Sebastián
y da cumplimiento a esta súplica,
que en tan desesperado momento
en tus manos dejo.
 
(Hacer la petición)

  Que Dios te lleve a su reino,
  para que del Cielo todo recibas;
  que con Cristo emprendas nueva vida
 y con Él delante siempre,
prepararme el camino
para cuando un día te alcance.


Martirio de San Sebastián


La siguiente composición, escrita por el poeta cubano Eugenio Florit, tiene como tema el martirio de San Sebastián, o sea el momento en que el santo, amarrado al tronco de un árbol, fue asaeteado por sus enemigos. La poesía que reproducimos es muy conocida y famosa, pero conviene que nuestros lectores la lean con atención, observando las imágenes que el poeta (poniéndolas en boca del propio San Sebastián) emplea para designar a las flechas, a quienes llama "palomitas de hierro", "pequeños querubines de alas tensas" y "tibias agujas celestiales". He aquí, según la poesía, lo que dijo San Sebastián cuando le atravesaban el cuerpo a flechazos.


Sí, venid a mis brazos, palomitas de hierro; 
palomitas de hierro, a mi vientre desnudo. 

Qué dolor de caricias agudas. 

Sí, venid a morderme la sangre, a este pecho, 
a estas piernas, a la ardiente mejilla. 

Venid, que ya os recibe 
el alma entre los labios. 

Sí, para que tengáis nidos de carne 
y semillas de huesos ateridos; 
para que hundáis el pico rolo 
en el haz de mis músculos. 

Venid a mis ojos, que puedan ver la luz; 
a rnis manos, que toquen forma imperecedera;
 a mis oídos, que se abran a las aéreas músicas;
 a mi boca, que guste las mieles infinitas; 
a mi nariz, para el perfurme 
de las eternas rosas. 

Venid, sí, duros ángeles de fuego, 
pequeños querubines de alas tensas. 

Sí, venid a soltarme las amarras 
para lanzarme al viaje sin orillas. 

¡Ay! Que acero feliz, qué piadoso martirio. 
¡Ay! Punta de coral, águila, 
lirio de estremecidos pétalos. 

Sí. Tengo para vosotras, flechas, 
el corazón ardiente, pulso de anhelo, 
sienes indefensas.

Venid, que está mi frente ya limpia 
de metal para vuestra caricia. 

Ya, qué río de tibias agujas celestiales. 
Qué nieves me deslumbran el espíritu. 
Venid. Una tan sola de vosotras, 
palomas, para que anide dentro de mi pecho 
y rne atraviese el alma con sus alas... 

Señor, ya voy, por cauce de saetas. 
Sólo una más, y quedaré dormido. 

Este largo morir despedazado 
cómo me ausenta del dolor. 

Ya apenas el pico de estos buitres me lo siento.
 Qué poco falta ya, Señor, para mirarte. 

Y miraré con ojos que vencieron las flechas; 
y escucharé tu voz con oídos eternos; 
y al olor de tus rosas 
me estaré como en éxtasis; 
y tocaré con manos que nutrieron 
estas fieras palomas; 

y gustaré tus mieles con los labios del alma. 
Ya voy, Señor. 

¡Ay! Qué sueño de soles, 
qué camino de estrellas en mi sueño. 
Ya sé que llega mi última paloma... 

¡Ay! ¡Ya está bien, Señor, 
que te la llevo hundida 
en un rincón de las entrañas!



domingo, 17 de enero de 2021

ORNAMENTOS TALISMANES Y AMULETOS



Según el ocultista Gérard Anaclet Vincent Encausse, conocido como Papus, «los antiguos utilizaban dos tipos de talismanes: los individuales y los sociales, destinados a alejar el mal influido por según qué colectividades». Para estos últimos las catedrales, iglesias o ermitas desempeñan un papel considerable. La creencia que se tiene sobre que hay objetos que pueden «repeler» a los «malos espíritus», «males de ojo», etc., o simplemente, atraer a lo bueno lleva junto al hombre desde las más primitivas civilizaciones. 

Para empezar, debemos explicar la diferencia entre Talismán y Amuleto, los cuales, aun teniendo la misma finalidad no comparten un proceso inicial. El término «amuleto» procede del latín amuletum, que se utiliza para designar un objeto que protege a las gentes contra las enfermedades. Existe en él siempre un sentido profiláctico, que evitaría el mal o atraería la buena suerte. Los amuletos poseen unas propiedades mágicas adjuntas, es decir, son objetos naturales como: fósiles, pequeñas tallas de madera, minerales o cristales naturales, que son apreciados por su forma, color o rareza y que se les presupone unos poderes para evitar todo tipo de males.

El amuleto, en su estadio más elevado, es el «Talismán», término de origen incierto, que puede estar en la palabra hebrea tseiem, imagen. La diferencia estriba en que el talismán, a diferencia del amuleto, es un objeto de manufactura humana realizado de forma intencional por una razón concreta asociada al propósito o voluntad de su creador, siendo este quien deberá cargarlo de poderes mágicos en forma de ritual o encantamiento. 

Una de las formas más comunes de realizar un Talismán en la Edad Media la tenemos nuevamente por medio de Papus: 

«A menudo leemos en los viejos libros mágicos que para escribir las oraciones mágicas o para dibujar los signos jeroglíficos de los talismanes, hace falta pergamino. También los antiguos preparaban estos pergaminos con materiales especialmente escogidos y pieles de animales».

Un ejemplo de amuletos ligados a la brujería muy extendido por la zona pirenaica son las hachas de piedra pulimentada o las puntas de flecha de época prehistórica, siendo utilizadas como elementos de protección por los pastores quienes las guardaban en sus zurrones. En otras ocasiones se habían utilizado fósiles como amuletos portables. De forma estable también se han encontrado colocadas en puertas o incrustadas en dinteles partes de hachas y herramientas pétreas neolíticas, trozos de azabache o cristal de roca procedentes en monumentos megalíticos de la Edad del Bronce. Las medidas frente a las brujas y el diablo eran diversas y abarcaban desde oraciones, acciones y gestos que actualmente nos parecerían ridículos. Las plantas también jugaban un papel importante, Joan Guillamet sobre esto dice: 

«También se esquivan con humo de olivo y de laurel bendito el domingo de Ramos o bien encendiendo velas que hayan sido encendidas el Jueves Santo. Una casa se puede ser desembrujada quemando laurel bendecido y ahumando todos los rincones de la casa». 

Contra el mal de ojo, además de la ruda, también se utilizaba la adormidera, el ajo, la albahaca, la betónica, la hiedra, el laurel, el plantago major, el nogal, el roble o el torbisco. Y como amuleto, la Figa. Maleficia posse, per artem per quam facta sunt, destrui

El folclorista Cortils i Vieta cuenta que en Sa Massaneda (Blanes-Girona), a finales del s. XIX se creía que había una bruja. Los niños que pasaban por el barrio siempre hacían conjuros para no ser embrujados y uno de ellos era decir: “La Figa que et Faig”, haciendo la señal de la cruz. Para alejar a las brujas se recomendaba vestirse con una pieza de ropa al revés, por lo general una camisa, ya que como dice el chascarrillo popular catalán: «camisa al revés ningú hi pot res». Aún tenemos en entornos rurales a quienes visten a los niños o niñas con un calcetín del revés. 

Colocar bajo los tejados «pedres de bruixa» o «pedres de llamp», era también una forma de repeler las brujerías. Cruces en forma de «pararrayos» para proteger casas y cobertizos contra tempestades, inundaciones o maleficios, solían tener unas gotas de cera bendecida, siendo así más eficaces para conjurar esos males. Otra gran variedad de amuletos era de tipo común, como una castaña, una pata de conejo o de jabalí, dientes y colmillos de diversos animales o herraduras. En la zona vasco-navarra los pastores y ganaderos llevaban una hoja con oraciones dentro de una Kutuna o «kuttune» (término con dos significados, “amada” o “cariño”, por un lado, o la denominación de una bolsa pequeña para colgar en el cuello o ser cosida en la ropa para guardar un objeto de protección) que se empleaban como custodios del ganado. En otras ocasiones, estas hojas se doblaban varias veces y se introducían en un «txintxarri» (cencerro pequeño) para luego, tras chafarlo por su parte inferior, dejarlo cerrado en su interior. Todo este ceremonial se realizaba para que el rebaño tuviera buena suerte, protección ante enfermedades, maleficios o del rayo, y sobre todo, para que las hembras tuvieran buenos partos. 

Los huesos de muerto según la creencia daban mucha suerte, y entre los pastores estaba extendida la creencia de que estos proporcionaban un gran dominio sobre el rebaño. El folklorista Joan Amades se hizo eco de ello en la sierra del Cadí, perteneciente al pirineo catalán: «Es creencia general por las sierras de Cadir, que un pastor poseedor de este amuleto puede abandonar el rebaño en la montaña, estando seguro que no dará un paso más allá del límite que el desee…» 

Otro de los amuletos de uso popular fueron las monedas, se tenía la firme convicción sobre sus propiedades mágicas, si eran de oro o de plata, y habían estado depositadas en un altar durante las tres fiestas religiosas más luminosas del año, es decir: Navidad y las dos Pascuas. Los xavos de Santa Elena fue otro de los amuletos corrientes, siendo esta una especie de medalla cóncava con un orificio para colgarla del cuello. En uno de sus lados aparecía la imagen de la Santa con la cruz, mientras que en el reverso sostenía una corona. La confianza en los amuletos y talismanes fue ilimitada. 

Se conoce que el rey Juan I de Aragón, llegando sus últimos años de reinado, escribió a un tal Mossén Ramón Alamany encargándole que se le hiciera un anillo para librarle del dolor de cabeza que atribuía a los maleficios. En el juicio del 21 de octubre de 1389 a Anglesa, alias «Borredana», efectuado en la ciudad de Barcelona se habla en el caso de portar un Talismán: 

«Registrada la rea por haber sido denunciada de llevar encima los escritos de conjuros, se le encuentra una aguja y un trozo de pergamino con una cruz dibujada y debajo un escrito que decía: “Ad fugitivos ne fugiant hanc figurama ffaç in carta nova virginesa et pone cardo hostis redebamus meis tibi claudat ».

Entre 1420 y 1425, Enrique de Villena nos habla en su Tratado de Fascinación o de Aojamiento, del uso de cascabeles, figuras y aparejos de cuero en las caballerizas como medio para ahuyentar males, originarias estas prácticas de judíos y musulmanes: 

«…ponen eso mesmo a las bestias cuero con pelo de tasugo en el collar e cabeçadas. E traen horuz, que son nominas pequeñas en las cabeçadas e petrales de los cavalios con ceras e figuras». 

En el siglo XVI, las invocaciones a la Virgen del Buen Parto o de la Cinta junto con una medalla con el Agnus Dei eran compatibles con talismanes (hechos de coral o de ciertos minerales) y con las «bolsitas de parto» que contenían hierbas o un texto mágico, estas últimas se colgaban del cuello o se ponían sobre el vientre de la partera. El folclorista Josep M. Bautista i Roca en su trabajo de campo efectuado en Samalús (Barcelona) en el primer cuarto del siglo XX recopiló lo siguiente: 

«Los dientes de leche cuando caen se guardan porque si no cuando uno se muere hay que ir a buscarlos con una candela encendida en el trasero. En el osario, había que colgar en el cuello de la criatura una bolsita con una lengua y cola de serpiente, arrancadas en vivo».

Asimismo, también se hacía una muñeca con azúcar, miel y pan, y se rompía la encía con una moneda de oro o un pendiente. Luis Vergès, de 70 años, en septiembre de 1912 le explicó a Bautista i Roca: «dicen que las brujas no pueden salir de la iglesia si se dejan agujas cruzadas en la pila del agua bendita». 

Como muestra de este mundo mágico y simbólico, propio de la religiosidad popular, y en cuanto al tema de los amuletos, me gustaría comentar un lienzo que se encuentra en la clausura del convento de Santa María Magdalena, en Medina del Campo. En este lienzo se representa la escena del Desenclavo de Cristo y en ella aparecen tres niños con una sarta de amuletos: una higa de azabache, una campanilla con vástago, una bolsita de tela con tres borlas que identificamos como "los evangelios" y otra higa de coral. La higa o figa, de la que hablaremos en un capítulo posterior con más precisión, es la representación de una mano cerrada con el pulgar colocado entre los dedos índice y corazón y tenía la utilidad de rechazar el mal de ojo y proteger de poderes maléficos. Existía una firme creencia en el mal de ojo (que a día de hoy todavía existe), por lo que se recomendaba no sacar a los niños guapos de paseo (por no exponerlos a la envidia de otras mujeres sin hijos o con hijos enfermizos o menos agraciados, que pudieran echarles mal de ojo) a no ser que fueran protegidos con alguna medalla de la Virgen, algún Santo, escapulario, etc.

El coral tallado en forma de figa, además de actuar contra el mal de ojo, servía contra los vómitos, el rayo y los torbellinos. Y es que, al coral, desde la más remota antigüedad, se le atribuyen virtudes curativas contra los males de estómago o el poder de cortar las hemorragias en las heridas de difícil curación. Las campanillas, que también vemos en este cuadro, es un elemento que siempre ha estado presente en las representaciones de amuletos, teniendo el poder de espantar a brujas, demonios y demás espíritus malignos, a la vez que su sonido protege a los niños contra el dolor de oídos. Muchas veces estas campanillas son sustituidas por cascabeles y solían ser de plata o bronce. En la actualidad seguimos viendo este mismo elemento sonoro en los típicos sonageros (que calman y arrullan el llanto de los niños) o los "llamadores de ángeles" (cascabeles a los que se les atribuye la facultad de protección y atracción de la buena suerte).

Y por último, otro elemento de protección que llevan estos niños, es una bolsa con fragmentos de los evangelios, que servían de escudo protector frente a los males que les pudieran suceder en sus primeros meses de vida. Que los textos sagrados actuaban como talismán es una creencia muy extendida en todas las religiones antiguas y fue asimilada por el cristianismo (como tantas otras) perdurando su práctica hasta la actualidad.


Fragmento extraído del maravilloso libro "Tierra de brujas". Lectura que recomendamos a nuestros seguidores.


Autores: Juankar Moreno y Mª José Perez Jover.

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Para más información: Facebook




domingo, 17 de febrero de 2019

ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN PARA PROTECCIÓN



El nombre Carmen es una derivación de Carmelo, que es uno de los títulos otorgados a Nuestra Santísima Madre, a saber, Nuestra Señora del Monte Carmelo. 
 
Esta es la fiesta patronal de los carmelitas.  La Orden de los Carmelitas toma su nombre del Monte Carmelo, que fue el primer lugar dedicado a la Santísima Virgen y donde se erigió una capilla en su honor antes de su Asunción al cielo. 
 
El 16 de julio es también la fiesta del "Escapulario del Monte Carmelo".  Ese día, en 1251, dice la tradición piadosa, la Santísima Virgen se apareció a San Simón Stock, General de los Carmelitas en Cambridge, Inglaterra, le mostró el escapulario y prometió favores sobrenaturales y su protección especial para su Orden y para todas las personas que quisieran llevar el escapulario. 
 
Para obtener las indulgencias y otros beneficios prometidos a quienes usan el escapulario carmelita, una persona debe ser investida por un sacerdote que tenga las facultades necesarias y debe llevar una vida cristiana consistente.  Su fiesta es el 16 de julio.

ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN


Virgen del Carmen querida,
Madre del Divino Verbo,
en tus manos pongo mi alma,
tu eres mi único consuelo.
 
Cuida de mí, Virgen Santa...
mientras viva en este suelo,
y ahuyenta al ángel maldito
en mis últimos momentos.

No permitas, Madre Mía,
que el Espíritu Perverso
se apodere de mi alma
ni posesione mi cuerpo.
 
Haced que siempre tranquilo
me deje estar y contento
hasta que llegue la hora
en que mi alma suba al cielo.



 

ORACIÓN A SAN ANTONIO PARA ENCONTRAR COSAS PERDIDAS


San Antonio de Padua es uno de los santos más populares de la Iglesia Católica. El santo patrono de las cosas perdidos y robados, fue un poderoso predicador y maestro franciscano.
 
Por lo general, se le retrata sosteniendo al niño Jesús, o un lirio, o un libro, o los tres, en sus brazos. Muchas personas dan limosna a San Antonio en acción de gracias a Dios por las bendiciones recibidas a través de sus oraciones.

La vida de San Antonio de Padua es lo que debe ser la vida de cada cristiano; un valor constante para enfrentar los altibajos de la vida, el llamado a amar y perdonar, a preocuparnos por las necesidades de los demás, a enfrentarnos a crisis grandes y pequeñas, y a tener nuestros pies firmemente en el terreno del amor y la confianza total en la dependencia de Dios.

San Antonio es querido en todo el mundo y responde a todas las personas y todas las necesidades. Sus poderes intercesores ante nuestro Dios son impresionantes.
 
ORACIÓN
 
San Antonio de Padua
que en Padua naciste
y a Portugal fuiste 
por los libros de predicar
y estando predicando
te dijeron la nueva:
 
Que a tu padre
le estaban ahorcando.
 
Fuiste y lo liberaste 
y a tu sermón no faltaste, 
y en mitad del camino
a Jesucristo te encontraste 
tres mercedes le pediste,
tres mercedes te otorgó
 que lo perdido se hallara
que lo lejano se acercara
y que un alma triste y sola
se consolara.

Esta oración se dirá 
todos los viernes del año
sacará a un alma de pena
y la suya de penar.
 
el que la sabe no la dice
el que la oye no la aprende
y el día de su juicio
ya verá lo que le conviene.

SE TIENE QUE REZAR TRES VECES SIN EQUIVOCARSE
PARA CONSEGUIR SUS FAVORES
 
 
 
 

ORACIÓN AL JUSTO JUEZ PARA PROTEGERSE DE PELIGROS Y ENEMIGOS


 
Jesús se alude a sí mismo como la Piedra y describe las consecuencias crecientes de oponerse a Él.
 
Aquellos que se oponen a Él por ignorancia o debilidad sufrirán daño, pero si rechazan a Cristo voluntariamente, la Piedra los aplastará y los dispersará en el viento.
 
Esta advertencia no se perdió en los principales sacerdotes, escribas y ancianos, intensificando su enemistad hacia Jesús y confirmando su representación precisa de ellos en la parábola.
 
Revela la autoridad de Cristo como el Hijo, Heredero y Juez, así como el destino poco envidiable de quienes lo rechazan.


ORACIÓN A JESUCRISTO JUSTO JUEZ
 
Justo juez,
hijo de la Virgen María,
no me abandones
ni de noche ni de día.

Que no me vea ni muerto,
ni preso, ni herido...
ni de justicia perseguido
[ni de mis enemigos vencido]

La sangre de mis venas
me vienen a pedir,
yo no se lo quiero dar:

Ojos tendrán y no me verán,
oídos tendrán y no me oirán,
manos tendrán y no me tocarán,
pies tendrán y no me alcanzarán,
boca tendrán y no me hablarán.

¿Quién me guía?

El espíritu de Jesús y de María.

Porque con el manto
que la Virgen tiene puesto
y la sábana
con que Cristo fue envuelto
será mi cuerpo cubierto,

Amén.




 
 
 

lunes, 11 de febrero de 2019

LA ORACIÓN TRINITARIA MÁS ANTIGUA EN LENGUA CASTELLANA

 
Las ordenes de la Santísima Trinidad son de origen medieval, y guardan formando parte de su acervo una serie de devociones y oraciones  que han pasado a la piedad popular conservándose como herencia de las tradiciones vividas y celebradas en la Casa de la Santa Trinidad desde finales del siglo X. Entre ellas, esta que reproducimos es la de origen más antiguo.
 
ORACIÓN

Con la ayuda de Nuestro Señor Cristo,
Señor Salvador,
Señor que está en la gloria
y es Señor que domina
con el Padre y con el Espíritu Santo
en los siglos de los siglos...
 
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