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Señor San Cipriano
que sois siervo muy querido de Dios
y ofreciste en tu vida
ser abogado contra todo daño y maleficio,
de hombres y espíritus diabólicos,
de serpientes y animales
venenosos y ponzoñosos,
y de toda asechanza y hechicería,
y de los malos partos de las mujeres.
Te pido y rogamos nos libres
de todos los daños conocidos y por conocer,
que desarmes a nuestros enemigos
corporales y espirituales.
Te pido nos salves
cuando seamos perseguidos
y perjudicados por las malas lenguas,
también que saques a luz
a toda mujer que esté de parto.
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Que interpongas para con Dios
Que interpongas para con Dios
tu influencia y santidad
de todo lo que consigamos
y que todo aquel prójimo
que quiera hacernos mal
no pueda llevar a cabo su intento,
y que pierda su maléfico influjo
toda planta o polvo
que se quiera usar contra nosotros
y todo ensalmo u oraciones maligna,
y que cuando vayamos de viaje
nos dirijas por buen camino con seguridad
y si hubieren intenciones malas contra nosotros
no puedan verificarse.
Amén.
Concédeme poderoso santo
que llevando en nuestro cuerpo ésta oración,
seamos siempre libres de toda mala hora,
de tentaciones y acechanzas
de gentes y animales malos
y de cualquier peligro conocido y por conocer
en que podamos perecer.
Te pedimos y rogamos por el Padre,
por el Hijo y por el Espíritu Santo
que todos los hechizos y encantamientos
se deshagan cuando pronunciemos esta oración.
Amén.
Bendito sea el Padre,
Bendito sea el Hijo,
Bendito sea el Espíritu Santo
por todos los siglos de los siglos.
Amén.
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