Dijo San Antonio de Padua:
Si injurias a un niño,
si lo provocas,
si lo golpeas,
pero después le muestras
y ofreces una flor, una rosa
o cualquier cosa similar,
él olvida rápidamente la ofensa,
abandona la ira
y corre a abrazarte.
De igual modo,
si has ofendido a Cristo
pecando mortalmente,
o lo has injuriado,
si le ofreces la flor del arrepentimiento,
la rosa de una confesión llena de lágrimas,
que son la sangre del alma,
Él, Cristo, ya no se acordará de tu ofensa,
te perdonará la culpa
y correrá a abrazarte y a besarte.
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en una de ellas y arrastrarla a tu escritorio.
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