Glorioso San Cipriano,
bendice con tu protección especial
todos los centros penitenciarios,
casas de refugio y reformatorios.
Mira con piedad a los que se alojan allí.
Guiar y proteger a aquellos
que han regresado a la libertad.
Concede a todos ellos
la verdadera contrición por los pecados pasados,
y fortalecerlos en sus buenos propósitos.
Llévalos por el camino de la gracia
para que con la ayuda del Espíritu Santo
perseveren en el camino de la obediencia,
en la humildad, y en la lucha
contra los malos pensamientos y deseos.
Intercede ante el Espíritu Santo
para que inspire a quienes se dedican
a su enseñanza y formación,
y para que tengan un juicio justo
por sus actos cometidos.
tu pureza de corazón y vida,
y verdadero celo por la gloria
y la salvación de las almas
sea ejemplo para todos ellos.
Dales la fe y el amor que necesiten
para sostenerlos en su decepciones,
amor y paciencia hacia sus compañeros,
y hacia ellos mismos,
protégelos de los peligros,
de la violencia, de los malos tratos,
y que un día puedan disfrutar
de la gran recompensa eterna.
Amén.
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