La Madre de Dios, en una aparición a Santo Domingo
le enseño a rezar el rosario, en el año 1208.
Le dijo que propagara esta devoción
y la utilizara como arma poderosa
en contra de los enemigos de la Fe.
La Virgen se le apareció en la capilla.
En su mano sostenía un rosario
y le enseñó a Domingo a recitarlo.
Dijo que lo predicara por todo el mundo,
prometiéndole que muchos pecadores se convertirían
y obtendrían abundantes gracias.
Promesas de Nuestra Señora del Rosario,
según los escritos del Beato Alano.
1. Quien rece constantemente mi Rosario,
recibirá cualquier gracia que me pida.
2. Prometo mi especialísima protección
y grandes beneficios a los que devotamente
recen mi Rosario.
3. El Rosario es el escudo contra el infierno,
destruye el vicio, libra de los pecados
y abate las herejías.
4. El Rosario hace germinar las virtudes
para que las almas consigan la misericordia divina.
Sustituye en el corazón de los hombres
el amor del mundo con el amor de Dios
y los eleva a desear
las cosas celestiales y eternas.
5. El alma que se me encomiende
por el Rosario no perecerá.
6. El que con devoción rece mi Rosario,
considerando sus sagrados misterios,
no se verá oprimido por la desgracia,
ni morirá de muerte desgraciada,
se convertirá si es pecador,
perseverará en gracia si es justo y,
en todo caso será admitido a la vida eterna.
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario
no morirán sin los Sacramentos.
8. Todos los que rezan mi Rosario
tendrán en vida y en muerte
la luz y la plenitud de la gracia
y serán partícipes
de los méritos bienaventurados.
9. Libraré bien pronto del Purgatorio
a las almas devotas a mi Rosario.
10. Los hijos de mi Rosario
gozarán en el cielo de una gloria singular.
11. Todo cuanto se pida por medio del Rosario
se alcanzará prontamente.
12. Socorreré en sus necesidades
a los que propaguen mi Rosario.
13. He solicitado a mi Hijo la gracia
de que todos los cofrades y devotos
tengan en vida y en muerte como hermanos
a todos los bienaventurados de la corte celestial.
14. Los que rezan Rosario
son todos hijos míos muy amados
y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al Santo rosario
es una señal manifiesta
de predestinación de gloria.
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