Al ser nacido(a) fui lavado
por mi madre blanca y pura
que de la carne cocida
se forma la carne cruda.
El fuego no tiene frío. +
El agua no tiene sed. +
El aire no tiene calor. +
El pan no tiene hambre. +
San Lorenzo +
curad estas quemaduras
curad estas quemaduras
por el poder que Dios +
os ha dado.
A continuación se recitan los gozos
os ha dado.
A continuación se recitan los gozos
en honor de San Lorenzo:
Pues con Dios tanto valéis,
en nuestro mayor conflicto,
pedimos, Lorenzo invicto,
que a todos nos amparéis.
De Huesca la vencedora
fuisteis a Roma a triunfar,
y con Sixto a renunciar
de cuanto el mundo atesora:
Por eso el Orbe os adora,
y ofrece lo que queréis
pedimos, Lorenzo invicto,
vuestra heroica devoción.
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A la Virgen del Pilar,
nos incita a confirmar
nuestra firme tradición:
a tal Columna y Padrón
por hijos nos presentéis;
Nunca el mundo tal ha visto,
ceder su propio dictamen,
como Lorenzo en su examen,
gobernándole San Sixto:
como en la escuela de Cristo,
vuestro consejo nos deis;
En toda varia fortuna
lo que Dios quiso quisisteis,
perfecto medio elegisteis,
sin buscar más cosa alguna:
Así nuestra alma se una,
fina a dios, como lo hacéis;
Contra el rigor del tirano
a los pobres socorríais
pues de Sixto repartíais
tesoros con larga mano.
Piadoso sobre lo humano
a Cristo le parecéis;
Mil, en los diez, superasteis
tormentos muy rigurosos,
y con laureles gloriosos
los deseos coronasteis:
Como diamante os mostrasteis
invicto resplandecéis;
Un serafín todo fuego
laurel entre maravillas,
sois, Lorenzo en las parrillas
puro amor, divino y ciego:
En él mariposa luego
encendedme, como ardéis;
sois singular abogado
contra el dolor de cabeza,
y consoláis con presteza
a todo enfermo postrado:
Nuestro corazón dañado
curadlo, como sabéis;
Sois para toda dolencia,
pues la del alma curasteis,
un muerto resucitasteis;
porque hiciese penitencia:
Tanta es de Dios la clemencia,
siempre que la intercedéis
Los viernes con gran victoria
alcanzáis a vuestras almas,
suben con corona y palmas
del Purgatorio a la Gloria.
Tenednos en la memoria
y que así nos ayudéis;
Pedimos, Lorenzo invicto,
que a todos nos amparéis,
nuestra firme tradición:
a tal Columna y Padrón
por hijos nos presentéis;
Nunca el mundo tal ha visto,
ceder su propio dictamen,
como Lorenzo en su examen,
gobernándole San Sixto:
como en la escuela de Cristo,
vuestro consejo nos deis;
En toda varia fortuna
lo que Dios quiso quisisteis,
perfecto medio elegisteis,
sin buscar más cosa alguna:
Así nuestra alma se una,
fina a dios, como lo hacéis;
Contra el rigor del tirano
a los pobres socorríais
pues de Sixto repartíais
tesoros con larga mano.
Piadoso sobre lo humano
a Cristo le parecéis;
Mil, en los diez, superasteis
tormentos muy rigurosos,
y con laureles gloriosos
los deseos coronasteis:
Como diamante os mostrasteis
invicto resplandecéis;
Un serafín todo fuego
laurel entre maravillas,
sois, Lorenzo en las parrillas
puro amor, divino y ciego:
En él mariposa luego
encendedme, como ardéis;
sois singular abogado
contra el dolor de cabeza,
y consoláis con presteza
a todo enfermo postrado:
Nuestro corazón dañado
curadlo, como sabéis;
Sois para toda dolencia,
pues la del alma curasteis,
un muerto resucitasteis;
porque hiciese penitencia:
Tanta es de Dios la clemencia,
siempre que la intercedéis
Los viernes con gran victoria
alcanzáis a vuestras almas,
suben con corona y palmas
del Purgatorio a la Gloria.
Tenednos en la memoria
y que así nos ayudéis;
Pedimos, Lorenzo invicto,
que a todos nos amparéis,
curad nuestras quemaduras
y dadnos vuestro favor.
Amén.
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