“Pues que eres reina del amor
todo el mundo lo atestigua.
Virgen Madre de la Antigua
no nos niegues tu favor”.
“¡Oh, Señora muy amada,
en Lisbona aparecida,
por nosotros recibida
como del cielo enviada;
joya la más apreciada
y de infinito valor!
Quisiste que en esa altura
tu trono te fabricaran
y tu nombre perpetuaran,
¡Oh, reina de la dulzura!
para que la criatura
se acogiese a vuestro amor.
Este pueblo por patrona
desde antiguo te eligió
y en ti siempre confió
que serás de él corona,
pues por ti Dios nos perdona
y nos libra del temor.
Este pueblo por ti brilla,
este pueblo por ti ama
y por patrona te aclama,
este pueblo por ti ama
y por patrona te aclama,
¡Oh, divina maravilla!
postrado ante ti se humilla
con penitencia y dolor.
Los hombres en penitencia
de ti demandan perdón;
si dignos ellos no son,
los niños piden clemencia;
atiende hoy a su inocencia,
Reina llena de candor.
El cielo con gran sequía
tala todos nuestros campos
por hacer pecados tantos
el hombre en cada día.
¡Quién sus culpas lloraría
reconociendo su error!
De lluvias en la escasez
en peste, guerra y tormentas
tu inmenso poder ostentas
al mundo más de una vez.
Pide hoy al divino juez
que escuche nuestro clamor.
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