un cenobita de la Iglesia de Antioquía del siglo IV,
cuya fiesta se celebra todos los años los 9 de febrero.
Oh! glorioso San Marón
protégenos y danos salud,
te pedimos tus devotos,
llenos de confianza y de fe:
Hombre humilde y santo,
que un día oíste la voz de Dios,
y aceptaste inmediatamente el desafío
que significaba seguirle.
Líder lleno de sabiduría y del Espíritu Santo,
que supiste dar sentido a cada acción,
con una feroz disciplina.
Ya en vida alcanzaste fama de santidad
realizando milagros de curación y conversión.
Danos tu protección y sana nuestros cuerpos,
glorioso San Marón.
Fuiste justo, casto y trabajador duro,
semillas que tu mismo plantaste en otros,
quienes se convirtieron en el campo fértil,
que llevó a Dios numerosas vocaciones,
que serían tiempo después
labradores diligentes y sabios,
que harían florecer la Montaña de Líbano
en la fe sólida y verdadera
de nuestro Señor Jesucristo.
e inspirador de la Iglesia Maronita,
que iniciaste dentro de la Iglesia de Antioquía
un camino especial de santidad,
inspirado en el Evangelio donde Cristo
es " el camino, la verdad y la vida",
danos tu ayuda y protección,
sana nuestros cuerpos y nuestras almas.
Siempre fuiste fiel a Cristo,
santo inmaculado y prodigioso,
llevando una vida de ermitaño,
transformando en un templo cristiano
para adorar al verdadero Dios,
el templo al dios pagano Nabo.
Por eso ahora en el cielo,
gozas del inestimable favor
de nuestro celestial Padre,
continuando alcanzar
los más difíciles milagros y curaciones.
Protégenos y sánanos,
cuida de nosotros como cuidaste
de los más necesitados en vida,
y sé nuestro intercesor
ante Dios Nuestro Señor,
por el bien de nuestras almas
y para mayor gloria tuya.
Amén.
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