NOVENA ESTACIÓN.
Jesús cae por tercera vez
bajo el peso de la cruz
Ya caíste, una, dos veces.
La rota túnica pisas
y aún entre mofas y risas
tendido a mis pies te ofreces.
Yo no se a quién me pareces,
a quién me aludes así.
No sé qué haces junto a mí,
derribado con tu leño.
Yo no sé si ha sido un sueño
o si es verdad que te vi.
Y yo caigo una, dos, tres,
y otra vez más, y otra, y tantas.
y otra vez más, y otra, y tantas.
Ahora siento bien cual es
la razón de tus caídas.
Si. Porque nuestras vencidas
almas no tengan miedo
caes, oh, humilde remedo,
y a abrazarte las convidas.
la razón de tus caídas.
Si. Porque nuestras vencidas
almas no tengan miedo
caes, oh, humilde remedo,
y a abrazarte las convidas.
ORACIÓN
Señor Jesús, la Iglesia, 
nacida de tu costado abierto, 
está  oprimida bajo la cruz de las divisiones 
que alejan a los cristianos unos de  otros 
y de la unidad que tú quisiste para ellos; 
Se han desviado de tu deseo de  
«que todos sean uno» (Jn 17,21), 
como tú y el Padre. 
Esta cruz grava con  todo su peso 
sobre sus vidas y su testimonio común. 
Frente a las divisiones 
a  las que nos enfrentamos, 
concédenos, Señor, 
la sabiduría y la humildad, 
para  levantarnos y avanzar 
por el camino de la unidad, 
en la verdad y el amor, 
sin  sucumbir a la tentación 
de recurrir sólo a los criterios 
que nacen de intereses  personales o sectarios 
(cf. Exhort. ap. Ecclesia in Medio Oriente, 11).
Concédenos renunciar
a la mentalidad de división 
«para no hacer  ineficaz la cruz de Cristo»
 (1Co 1,17b). 
Amén.


0 comments:
Publicar un comentario