Este antiguo santiguado está dirigido especialmente, a curar a los niños con problemas en la columna vertebral, ya sea espina bífida, problemas de nacimiento o de accidentes, o sea niños "quebrados".
En el día de San Juan Bautista, al amanecer, los padres del «niño quebrado» avisan a dos parejas: dos Juanes y dos Marías. Una de las parejas elige una caña bien enraimada, la raja por la mitad sin arrancarla, y enlaza el extremo superior con una cinta; rito que realiza generalmente una de las Marías mientras su Juan permanece pasivo frente a ella, de modo que la caña quede en medio.
Entonces, María toma en brazos al niño quebrado, y Juan le pregunta:
«¿Qué quieres, María?».
Ella responde:
«¡Ahí te va este niño rotito y quebrado,
que San Juan y la Virgen
lo pongan sano!».
Este acto se repite 3 veces.
Mientras, y en la otra pareja, Juan ha ido amasando barro y María hilando un cordel en su huso. Ambos, al acabar el rito la primera pareja, se acercan a la caña: Juan la unta con barro y une las aristas, cerrándolas perfectamente María con los lazos del cordel.
Luego, la primera pareja entrega el niño a sus padres, hasta entonces completamente pasivos, y regresan a sus casas. Si la caña reverdece, la criatura sanará.
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