Oh, querida Madre Guadalupana,
tan amada de nuestras almas,
danos la virtud de la obediencia
de la cual, tu fuiste modelo perfecto.
Concédenosla, Señora,
como al felicísimo Juan Diego,
que fue a desempeñar tu mandato,
con la mayor sencillez, mostrándote,
la más sublime obediencia de acción,
de voluntad y de juicio.
¡Oh Madre y Virgen Santísima de Guadalupe!
danos las virtudes fundamentales
para alcanzar la santidad,
la humildad y la obediencia,
que nos hagan dignos de servirte
sacrificándonos en todo
por tu amor y por tu honor.
Haz, Madre del alma,
que cada pecho sea
un Templo en el que tu vivas,
y que cada ser humano, te llame Madre.
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Misericordiosa Virgen de Guadalupe,
Misericordiosa Virgen de Guadalupe,
Madre y Refugio de pecadores,
despliega tu manantial de compasión,
y socorre a este tu hijo
en las graves necesidades que le afligen:
(Hacer la petición)
Santísima Virgen y Madre
María de Guadalupe,
gracias por la inmensidad del amor
con el que me has distinguido,
porque se que mi petición has escuchado,
y que intercederás por mí
ante Dios Nuestro Señor,
que al ver tu divina intercesión,
no tendrá duda en conceder mi petición.
¡Que gozo tenerte por Madre,
Gloriosa Virgen de Guadalupe,
y poder acudir a ti,
para solucionar mis miserias,
para tener tu corazón junto al mío,
y el abrigo de tu protección,
por los siglos de los siglos.
Amén
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