¡Oh dulcísimo Jesús Crucificado,
hijo unigénito del eterno Padre,
y de la Inmaculada Virgen María!
Como pobre vengo a Vos,
que sois misericordioso,
como criatura enferma, a Vos,
que sois el médico verdad
y el único dador de la Salud,
pues eso significa vuestro
sacratísimo Nombre Jesús.
No permitáis Señor,
que me aparte de vuestros pies
sin consuelo ni remedio:
Concededme lo que humildemente os pido
por vuestro adorable Corazón,
y el de vuestra amante Madre,
no atendáis a mis culpas,
que os obligarán a abandonar.
que así me haréis merecedor.
Con estos, pues,
supremos méritos vuestros,
junto mis deprecaciones, quedo,
esperando conseguir por ellos,
lo que por los míos nunca podré alcanzar.
Y desde ahora para siempre,
os doy las debidas gracias
al buen despacho, que confió,
he de obtener de vuestra misericordia
la cual sea alabada eternamente.
Amén.
0 comentarios:
Publicar un comentario