Gloriosísimo Señor San Miguel Arcángel,
tan especialmente favorecido de Dios Nuestro Señor,
elegido y destinado para guardar y proteger
a la Santa Iglesia católica,
mayor bien y salvación de las almas,
los que por la divina misericordia tenemos
la gran dicha de vivir en su santo gremio,
en cuya sagrada creencia y fe,
protestamos y deseamos vivir y morir:
Humildemente te suplicamos
que veles por nuestra patria que tan católica es
y con tantas veras ha servido a la Iglesia de Cristo
que tú defiendes y amparas.
Suplicamos, que, pues eres capitán de los ejércitos,
que la defiendas de sus enemigos
y como ángel de la paz,
la reduzcan a concordia y unión
y como justicia mayor de Dios, juez de las almas,
la conserves en justicia y equidad.
A ti te escogió el Señor
para echar los rebeldes del cielo
a ti acudimos para que reduzcas
los rebeldes de esta tierra
y sosiegues sus alteraciones.
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Tú detuviste en pie la república de los ángeles,
Tú detuviste en pie la república de los ángeles,
repara también y conserva la nuestra
Tú limpiaste el cielo de pecados,
libra de ellos a nuestra Patria.
A ti nos dio el Señor
por patrono universal de todos los fieles
y a ti acudimos como protector singular,
y esperamos de ti muy particular protección.
Suplicamos conserves en toda pureza de fe
y no permitas que caigamos en la herejía
o semilla de mala doctrina,
sino que conservando la verdadera fe la comuniques,
como has hecho a otras naciones:
"Y así tenga paz entre sus secciones,
obedeciendo a Dios y a las cosas divinas."
Esto te suplicamos por el amor que tienes a Jesucristo,
y celo de la exaltación de su Iglesia.
Amén.
Muchos Señores Obispos
han concedido cuarenta días de indulgencia
a los que dijeran con devoción esta oración
y a los que la propaguen.
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