Milagroso ajo,
que fuiste puesto en el Monte Calvario
donde Jesús murió
para darte eterna luz
y librarnos de todo mal.
Líbrame de cárceles y demonios,
cuando mis enemigos
intenten matarme o herirme.
Que sus ojos no me vean,
que sus pies no me alcancen,
que sus manos no me agarren,
que las armas de fuego no disparen,
que los cuchillos se desvíen
y que el mal no me persiga.
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Milagroso Ajo de la bondad,
Milagroso Ajo de la bondad,
retírame envidias,
apártame de los enemigos,
ayúdame en mi trabajo o negocio,
asegúrame del cariño de los que me rodean,
así sea, así sea, así será.
Amen.
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