Este conjuro es muy antiguo. Cuando se sospechaba que una persona podía tener mal de ojo o incluso haber sido poseída por espíritus malignos, se empleaba, sobre todo entre la gente más humilde que no podía pagar los servicios de una hechicera o un curandero. Curiosamente al decir la oración, si la persona estaba afectada, desaparecían las ganas de comer o sentía náuseas, y era entonces cuando ante la evidencia del mal, se hacía un esfuerzo económico y se la llevaba al curandero.
Para saber si una persona tiene mal de ojo, envidias o está posesionada de los espíritus malignos, basta lo siguiente:
"Por el dulcísimo nombre de Jesús,
de José y de María,
que no puedas comer esta sopa
hasta que libre te veas
de los espíritus malignos,
de malos ojos, envidias,
y hechicerías"
Si está afectada no la comerá, y si no está afectada, la comerá.
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