En ti pongo mi confianza,
Santísima Virgen María,
Santísima Virgen María,
para que me protejas, ayudes,
me cuides todos los días...
me cuides todos los días...
y cuando llegue mi última hora
en tus brazos me acojas
para que contigo tenga
una buena y santa muerte.
Santísima Virgen María,
Tú eres mi refugio,
Tu Hijo es mi rey,
y también será mi Juez,
intercede por mí ante Él,
Tú eres mi refugio,
Tu Hijo es mi rey,
y también será mi Juez,
intercede por mí ante Él,
antes de que yo muera
para que me sea favorable
y calme mi dolor
y calme mi dolor
en mis últimos instantes,
que tengo miedo al tormento,
que tengo miedo al tormento,
y solo tú Santa María
si me acoges en tus brazos
como tuviste a tu Hijo,
Este deseo te pido,
¡Oh! Reina de mi corazón,
santísima Madre mía,
Yo sé que él es mi Padre,
pero tú eres mi alegría:
Haz que cuando en la gloria esté,
entre los bienaventurados,
pueda junto a ti cantar
gloria al Monarca del Cielo.
¡Oh! Reina de mi corazón,
santísima Madre mía,
yo prometo no hacer nada
solo dejarme llevar contigo,
ni derramar amargas lágrimas
Madre del Amor Hermoso,
al terminarse mis fuerzas
en esta estancia mortal:
Ve, y rompe mi cadena,
para estar cerca de ti,
amable y Santa Señora,
que mi final sea dulce,
ni derramar amargas lágrimas
Madre del Amor Hermoso,
al terminarse mis fuerzas
en esta estancia mortal:
Ve, y rompe mi cadena,
para estar cerca de ti,
amable y Santa Señora,
que mi final sea dulce,
porque al estar junto a ti,
Madre y Virgen querida,
después de Dios, mi sostén,
Madre y Virgen querida,
después de Dios, mi sostén,
mi consuelo y fortaleza,
mis miedos son alegrías.
Yo sé que él es mi Padre,
pero tú eres mi alegría:
Haz que cuando en la gloria esté,
entre los bienaventurados,
pueda junto a ti cantar
gloria al Monarca del Cielo.
Amén
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