Dame tus ojos, Madre,
para saber mirar;
si miro con tus ojos jamás podré pecar.
Dame tus labios, Madre,
para poder rezar,
si rezo con tus labios Jesús me escuchara.
Dame tu lengua, Madre,
para ir a comulgar,
es tu lengua, materna de gracia y santidad.
Dame tus labios, Madre,
que quiero trabajar,
entonces mi trabajo valdrá una eternidad.
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Dame tu manto, Madre,
que cubra mi maldad,
cubriendo con tu manto al cielo he de llegar.
Dame tu cielo, Oh Madre,
para poder gozar,
¿si tu me das Cielo, que mas puedo anhelar?.
Dame Jesús, Oh Madre,
para poder amar,
esta será mi dicha por una eternidad.
JACULATORIAS
Ave María Purísima,
sin pecado concebida.
¡Oh! dulce Corazón de María,
sed la salvación mía.
María, madre mía,
sé tú mi única guía.
Oh María, sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
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