Glorioso Apóstol de las gentes,
a quien Jesucristo nuestro Señor
eligió para publicar su santo Nombre
por toda la redondez de la Tierra,
y que fuisteis tan obediente a su voz,
que despreciando todo respeto humano
os dirigisteis presuroso
a la predicación de su santo Evangelio.
Os suplico me alcancéis del mismo Dios
un verdadero arrepentimiento
de todos mis pecados para que,
siguiendo vuestro santo ejemplo,
atienda gustoso a la voz de mi Redentor
que he oído tantas veces dentro de mi corazón,
y tenga siempre en mi memoria
vuestras heroicas virtudes,
de las cuales nos habéis dejado
tan perfecto dechado, para que,
practicándolas como vos,
alcance el fruto de ellas,
viviendo y muriendo en gracia del Señor,
para entrar a la participación
de la eterna gloria e inexplicable felicidad,
que tiene prometida
a los que verdaderamente Le aman.
Amén.
Hacer una petición a San Pablo,
con la fe y el convencimiento de que esta será concedida.
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