remedio de nuestro mal:
Ampáranos generoso
en toda necesidad.
Ya en tu natividad
en el cielo se advirtieron
varias cruces, y estas fueron
señales de santidad:
y en tu bautismo una voz
lo acabó de confirmar.
Ampáranos generoso
en toda necesidad.
Desde la infantil edad
diste señales de santo,
causando a todos encanto
con tu ejemplo y tu piedad,
y toda tu juventud
fue muy digna de admirar.
Ampáranos generoso
en toda necesidad.
De sacerdote el estado
elegiste con amor,
pues para servir a Dios
estaba así decretado:
y pues tanto has agradado
a la Inmensa Majestad,
Ampáranos generoso
la religión verdadera,
y muchos que infieles eran
se convirtieron cristianos:
y el presidente inhumano
te maltrató sin piedad.
Ampáranos generoso
en toda necesidad.
Te prendieron cruelmente
y te mandan degollar,
más el Dios de gran bondad,
te libró gloriosamente:
y moriste santamente
sin la orden efectuar.
Ampáranos generoso
en toda necesidad.
Tu cadáver recogió
del emperador la hija,
la que con ansías prolijas
el bautismo recibió:
y este milagro lo obró
tu abrasada caridad.
Ampáranos generoso
en toda necesidad.
Por tu martirio sagrado
pedimos con humildad,
que libres la cristiandad
de este conflicto en que estamos:
y pues así lo esperamos
por tu gran benignidad.
Ampáranos generoso
en toda necesidad.
En tu grande intercesión
tus devotos confiamos
y siempre remedio hallamos
en toda tribulación:
destierra pues la aflicción,
cólera y adversidad.
Ampáranos generoso
en toda necesidad.
Humildes y fervorosos
rogamos, glorioso santo,
que termines nuestro llanto
en los males contagiosos:
y haz que podamos dichosos
gozar en la eternidad.
Ampáranos generoso
en toda necesidad.
¡Oh! Caralampio glorioso
remedio de nuestro mal:
Ampáranos generoso
en toda necesidad.
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