San Antonio de nombre Fernando Martins, nació en Lisboa, Portugal. Fue hijo de una familia adinerada y a la edad de quince años pidió ser enviado a la Abadía de Santa Cruz en Coimbra, la entonces capital de Portugal. Durante su tiempo en la Abadía, aprendió teología y latín.
Tenía solo 36 años cuando murió y fue canonizado menos de un año después por el papa Gregorio IX. Tras la exhumación, unos 336 años después de su muerte, se descubrió que su cuerpo estaba corrompido, pero su lengua estaba totalmente incorrupta, tan perfectas eran las enseñanzas que se habían formado sobre ella.
Por lo general, se le representa con un libro y al Niño Jesús y se le conoce comúnmente como el "buscador de cosas perdidos".
San Antonio es venerado en todo el mundo como el Santo Patrón de las cosas perdidas, y se le atribuyen muchos milagros relacionados con personas perdidas, cosas perdidas e incluso bienes espirituales perdidos.
Tenía solo 36 años cuando murió y fue canonizado menos de un año después por el papa Gregorio IX. Tras la exhumación, unos 336 años después de su muerte, se descubrió que su cuerpo estaba corrompido, pero su lengua estaba totalmente incorrupta, tan perfectas eran las enseñanzas que se habían formado sobre ella.
Por lo general, se le representa con un libro y al Niño Jesús y se le conoce comúnmente como el "buscador de cosas perdidos".
San Antonio es venerado en todo el mundo como el Santo Patrón de las cosas perdidas, y se le atribuyen muchos milagros relacionados con personas perdidas, cosas perdidas e incluso bienes espirituales perdidos.
ORACIÓN
Glorioso San Antonio de Padua,
honor y consuelo de la Católica Iglesia,
que postrada hoy entre festivos himnos
ante vuestros altares, canta y se gloría
de haber sido santificada con vuestras virtudes,
ensalzada con vuestra predicación,
defendida y protegida con vuestra
continua y poderosa asistencia:
Ya vos fuisteis honrado de Dios
con extraordinario poder,
y visteis rendida a vuestro imperio
toda la naturaleza.
A vuestra voz salieron los peces
de lo profundo a oír vuestra exhortación,
y os obedecieron hasta las mismas bestias,
que visteis postradas ante el Sacramentado Dios.
Vos sois el Martillo de los herejes,
el espanto y terror del Infierno;
vos sois cual Ángel del Señor,
que multiplicasteis vuestra presencia
por multiplicar vuestros beneficios.
Vos, ínclito Taumaturgo,
cuyo poder penetra hasta los sepulcros
y da vida a los muertos,
llega hasta los calabozos,
y rompe sus cadenas,
se extiende hasta la mar,
y se apaciguan sus iras.
Hoy, y siempre, poderosísimo Abogado,
bendicen y alaban vuestra visible intercesión
los ciegos que recobraron la vista,
los mudos el habla,
los sordos el oído,
los enfermos la salud,
y los afligidos el consuelo,
publicando todos, y por todas partes
vuestra continua y especial asistencia
para hallar las cosas perdidas.
También yo, Santo mío,
quiero hoy alabar y bendecir a Dios
ensalzando vuestro patrocinio;
y penetrado del vivo conocimiento
de lo que podéis y deseáis
hacer conmigo y con cuantos os invocan,
os presento a mi alma enferma
para que renovéis en ella
los efectos de vuestra Bondad y poder.
Salvádmela, pues, Santo mío,
a toda costa,
y no ceséis de iluminarla,
y guiarla por el camino de la eterna salud,
soltad su lengua en himnos y alabanzas
del Dios que la creó.
Haced que oiga la voz
de sus santas inspiraciones,
y que esté siempre libre del pecado
y de la tibieza en la carrera
y observancia de la santa Ley del Señor.
Consoladla también
en las penalidades de este destierro,
y no permitáis,
Abogado mío dulcísimo,
que ella pierda la Silla y puesto
en la Patria de los Vivientes,
a donde la llama y espera
su Criador y Redentor.
Sea yo un triunfo de vuestro poder,
y llegue a ser por vuestro medio
pregonero por toda la eternidad
de las misericordias de Dios,
alabándole en compañía vuestra
por todos los siglos de los siglos.
Amén.
(Hacer una petición al Santo)
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