Pues tanto ofende al Señor
quien jura por valentía,
digamos Ave María,
al soberbio jurador.
La costumbre aborrecible
de jurar en vano, tanto
a Dios, y a su Nombre Santo
es menosprecio insufrible;
siendo injuria de su honor,
es infame villanía:
digamos, Ave María,
al soberbio jurador.
de jurar en vano, tanto
a Dios, y a su Nombre Santo
es menosprecio insufrible;
siendo injuria de su honor,
es infame villanía:
digamos, Ave María,
al soberbio jurador.
Lleno de mil bendiciones
vivirá siempre aquel hombre,
que alaba de Dios el nombre,
y llama en sus aflicciones;
pero el menospreciador,
sin consuelo, ni alegría:
pero el menospreciador,
sin consuelo, ni alegría:
digamos, Ave María,