¡Oh generosa virgen santa Águeda!
¡Qué firme fue la esperanza que tuvisteis
en vuestro poderoso Dios
y amante padre y esposo Jesucristo.
Alcanzadme, os ruego,
que yo la tenga semejante a la vuestra,
para que mi cuerpo y alma
sanen de todos los males,
y logren todos los bienes,
como Vos merecisteis por ella
ser tan singularmente favorecida
del apóstol san Pedro.
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Por la mucha sangre que en el martirio
Por la mucha sangre que en el martirio
de vuestros pechos derramasteis,
y cuya herida el santo Apóstol oscuro,
os venero por especial abogada
contra los flujos de sangre,
como lo experimentó la madre
de la vírgen santa Lucía, a quien,
cuando os visitó con su hija
en vuestro sagrado sepulcro,
rogándoos el remedio de este mal,
que cuatro años había estaba padeciendo,
Vos la al canzasteis la perfecta
y repentina curación
de aquella íncurable enfermedad.
Amen.
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