Por las calles y las plazas
va María preguntando:
hombres, niños y mujeres,
¿Habéis visto a mi Hijo amado?
Todos la dicen que no,
pero en este instante
se ha encontrado con su Hijo;
qué momento tan brillante:
Ya suenan las esquilitas,
y tu Hijo ya está aquí
mas relumbrante que el sol,
mas bello que un serafín.
y tu Hijo ya está aquí
mas relumbrante que el sol,
mas bello que un serafín.
Oh, que gozo y qué alegría,
que el corazón no cabe,
al encontrarse Jesús
con su Santísima Madre.
Eche incienso, señor cura,
eche incienso sin cesar,
que el que murió en el madero
ha vuelto a resucitar.
eche incienso sin cesar,
que el que murió en el madero
ha vuelto a resucitar.
Quítate el manto de luto,
oh Purísima María,
quítate el manto de luto,
y ponte el de la alegría.
quítate el manto de luto,
y ponte el de la alegría.
Acércate, señor cura.
con palabras muy amadas
a quitar el manto negro
a la Virgen Soberana.
con palabras muy amadas
a quitar el manto negro
a la Virgen Soberana.
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