Dios omnipotente,
Justicia suprema,
Bondad infinita:
En este momento crítico de fallar,
cuya misión es superior
a la triste condición de un mortal
condenado a la vida material por sus defectos,
postrado ante Vos con el grave peso de mis culpas,
os pido clemencia, Señor,
y el concurso de buenos espíritus,
para que me ayuden
en este acto tan difícil de mi existencia,
que el estado de atraso de nuestro mundo
consideramos aún necesario
para el equilibrio social.
¡Oh, Dios mio!
Si en esta morada de destierro
el hermano está obligado a juzgar al hermano,
porque la ley de los hombres le impone este deber,
también en ello se refleja vuestra justicia,
porque esto mismo es un castigo merecido
por nuestras miserias y nuestro atraso moral.
Mi alma sufre, Dios mío, siente y conoce
que el hombre que juzga el hombre acusado,
son hermanos y en la necesidad de cumplir un deber
que me impone el destino, a vos, Padre Celestial,
imploro vuestra gracia:
Juzgadme primero,
y con el arrepentimiento de mis propias faltas,
permitid que me eleve a vuestro tribunal infalible
con la conciencia pura,
y que vuestra luz radiante descienda sobre mi
y me haga ver clara la falta que condeno,
y las causas que la atenúan,
para poder faltar con justicia.
Espíritus buenos ángel mio tutelar,
Espíritus buenos ángel mio tutelar,
no me abandonéis;
Proteger también al acusado;
que su guía espiritual le defienda
para que su pena sea menos pesada,
y que sea también más llevadera
la prueba si es castigado.
Ayudadme todos a suplicar al Señor
que contrayendo méritos en esta vida,
venga a nosotros la tierra prometida,
y que mejorados nuestros espíritus,
sea Dios nuestro único Juez,
bajo cuyo manto de bondad infinita
nos acogeremos para nuestra eterna felicidad.
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