A Ignacio glorificado
Cante el Empíreo victoria:
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Cante el Empíreo victoria:
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Un fiero golpe espantoso
Del bronce que le combate
Le hiere, pero no abate
Su espíritu valeroso:
¡Oh corazón generoso,
Magnánimo y esforzado!
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Apenas a orar empieza,
Su plegaria al Cielo sube,
Y baja en cándida nube
La Madre de la Belleza.
¿Qué don le trae? La Pureza,
Don precioso y regalado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Desde entonces en ferviente
Caridad todo se inflama,
Y esta viva y dulce llama
Crecer en su pecho siente.
Al orbe ya en fuego ardiente
Quisiera ver abrasado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Quien visto su ardor hubiera,
Su ternura, su desvelo
Ante la Reina del Cielo
Que Montserrat venera,
¿Un Serafín no dijera
Ser del Empíreo bajado?
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
En la caverna horrorosa
Que el Cardoner limpio baña,
Con admiración vio España
Su penitencia pasmosa,
Tan rígida y espantosa
Que al orbe dejó asombrado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Pero en cambio allí gustará
Tan regalados favores,
Tantos deliquios y amores,
Que aunque otro bien no esperara
Ya su dicha no trocará
Por un palacio dorado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Si la deja, va corriendo
A buscar la Palestina,
Donde su sangre Divina
Vertió el buen Jesús muriendo.
¡Cuánto allí crece el incendio
De su espíritu inflamado!
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Desde entonces de tal suerte
Arde su amor, que ni penas,
Ni cárceles, ni cadenas,
Ni el tormento, ni la muerte
Le entibian, porque más fuerte
Es el amor acendrado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Mas si una vez este fuego
En un pecho noble prende,
¿Sofocarlo quién pretende
Que afuera no salga luego?
No hay paz, quietud ni sosiego
Hasta verlo propagado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Corre inflamado la tierra,
Busca nuevos compañeros,
Alista fuertes guerreros,
Declara al Infierno guerra:
Ya el campo se ve, y la tierra
Y el mundo todo incendiado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
¡Oh que júbilo sentía
Su corazón generoso
Al ver que el Nombre glorioso
De Jesús ya se veía
Por su amada Compañía
En todo el orbe anunciado!
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Mas, ¡ay!, que viendo cumplido
Su ardentísimo deseo,
Ansiar el Cielo le veo
Más y más enardecido.
¡Oh fénix de amor herido,
Vuela, vuela arrebatado!
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Mueres de amor cual viviste:
Rompa ya el alma esos grillos,
Y júntese a los caudillos
Que acá en la tierra seguiste.
Venciste, Ignacio, venciste,
Tu amor, tu amor ha triunfado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Recibe, pues, mil albricias
En esas mansiones santas
Donde triunfas, donde cantas
Ventura, amor y delicias,
Y el gozo y tiernas caricias
En que te inunda tu Amado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
A Ignacio glorificado
Cante el Empíreo victoria:
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Antífona:
Caridad todo se inflama,
Y esta viva y dulce llama
Crecer en su pecho siente.
Al orbe ya en fuego ardiente
Quisiera ver abrasado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Quien visto su ardor hubiera,
Su ternura, su desvelo
Ante la Reina del Cielo
Que Montserrat venera,
¿Un Serafín no dijera
Ser del Empíreo bajado?
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
En la caverna horrorosa
Que el Cardoner limpio baña,
Con admiración vio España
Su penitencia pasmosa,
Tan rígida y espantosa
Que al orbe dejó asombrado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Pero en cambio allí gustará
Tan regalados favores,
Tantos deliquios y amores,
Que aunque otro bien no esperara
Ya su dicha no trocará
Por un palacio dorado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Si la deja, va corriendo
A buscar la Palestina,
Donde su sangre Divina
Vertió el buen Jesús muriendo.
¡Cuánto allí crece el incendio
De su espíritu inflamado!
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Desde entonces de tal suerte
Arde su amor, que ni penas,
Ni cárceles, ni cadenas,
Ni el tormento, ni la muerte
Le entibian, porque más fuerte
Es el amor acendrado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Mas si una vez este fuego
En un pecho noble prende,
¿Sofocarlo quién pretende
Que afuera no salga luego?
No hay paz, quietud ni sosiego
Hasta verlo propagado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Corre inflamado la tierra,
Busca nuevos compañeros,
Alista fuertes guerreros,
Declara al Infierno guerra:
Ya el campo se ve, y la tierra
Y el mundo todo incendiado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
¡Oh que júbilo sentía
Su corazón generoso
Al ver que el Nombre glorioso
De Jesús ya se veía
Por su amada Compañía
En todo el orbe anunciado!
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Mas, ¡ay!, que viendo cumplido
Su ardentísimo deseo,
Ansiar el Cielo le veo
Más y más enardecido.
¡Oh fénix de amor herido,
Vuela, vuela arrebatado!
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Mueres de amor cual viviste:
Rompa ya el alma esos grillos,
Y júntese a los caudillos
Que acá en la tierra seguiste.
Venciste, Ignacio, venciste,
Tu amor, tu amor ha triunfado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Recibe, pues, mil albricias
En esas mansiones santas
Donde triunfas, donde cantas
Ventura, amor y delicias,
Y el gozo y tiernas caricias
En que te inunda tu Amado.
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
A Ignacio glorificado
Cante el Empíreo victoria:
Gloria a Ignacio, eterna gloria
Cante el mundo alborozado.
Antífona:
Como un hombre prudente,
que construyó su casa sobre la roca.
V. Lo amó el Señor y lo adornó.
R. Lo revistió con una estola gloriosa.
V. Lo amó el Señor y lo adornó.
R. Lo revistió con una estola gloriosa.
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