sea a ti, oh Rey y Redentor Jesucristo,
a quién consagró píos loores
la graciosa devoción de los niños.
Tu eres rey de Israel,
e Hijo esclarecido de David,
bendito Rey que vienes
en el Sagrado Nombre del Señor
En las alturas te alaban
En las alturas te alaban
todas las celestiales Jerarquías
y en la Tierra el hombre mortal,
con todas las demás criaturas.
La Plebe Hebrea
te sale a recibir con palmas
y nosotros aquí nos presentamos
y nosotros aquí nos presentamos
con ruegos, votos e himnos.
Aquellos te tributaban loores
cuando ibas a padecer,
nosotros te cantamos con dulces versos,
oh, Rey Inmortal.
Aquellos te agradaron,
agrádete también nuestra devoción,
Oh, Rey Bueno, Rey Benigno,
Omnipotente y Eterno Dios
que por dar a los hombres
u vivo ejemplo de humildad,
ordenaste que se vistiese
Nuestro Salvador de nuestra carne
y padeciese muerte en la Cruz:
Concédenos benignamente
que nos aprovechemos
del dechado de su paciencia
y merezcamos participar
de la gloria de su resurrección
Por el mismo Señor Nuestro.
Oh Dios, Oh mi Dios,
mira por mí.
¿Porqué me has desamparado?
lejos están de mi salud
los clamores de mis delitos,
Oh Dios mío,
de día clamaré, y no me oirás,
y de noche, y no por necedad mía.
Concédenos oh Señor,
como te rogamos,
que esta plegaria ofrecida
a los ojos de tu Majestad
nos alcance la gracia de la devoción,
y nos merezca la posesión
de la bienaventurada eternidad
Por Nuestro Señor Jesucristo,
que vive y reina contigo,
por los siglos de los siglos.
Santo, Santo, Santo,
Santo es el Señor de Sabaoth,
Los cielos y la tierra
están llenos de vuestra gloria.
Hosanna en las alturas.
Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Hosanna en las alturas.
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