mírame postrado humildemente
ante tu presencia:
Tuyo soy y tuyo quiero ser,
y a fin de estar más firmemente unido a ti,
he aquí que, hoy día, me consagro
a tu Sagrado Corazón.
Muchos hombres, Señor,
Muchos hombres, Señor,
nunca te conocieron;
muchos te desecharon
al quebrantar tus Mandamientos;
compadécete, Jesús,
de los unos y de los otros,
Sé Rey, ¡Señor!,
no sólo de los fieles
que jamás se separaron de ti,
sino también de los hijos pródigos
que te abandonaron;
haz que vuelvan pronto
a la casa paterna,
no sea que perezcan
de miseria y de hambre.
Sé Rey de aquéllos a quienes
Sé Rey de aquéllos a quienes
engañaron opiniones erróneas
y desunió la discordia;
tráelos al puerto de la Verdad
y a la unidad de la Fe,
para que luego no quede más
que un solo Rebaño y un solo Pastor.
Sé Rey de los que aún
Sé Rey de los que aún
siguen envueltos en las tinieblas,
A todos dígnate atraerlos a la luz de tu Reino.
Mira Señor, finalmente,
Mira Señor, finalmente,
con ojos de misericordia,
a los hijos de aquel pueblo,
que en otro tiempo fue tu predilecto;
que también descienda sobre ellos,
como bautismo de redención y vida,
la sangre que reclamó un día contra sí.
Concede, Señor, a tu Iglesia
Concede, Señor, a tu Iglesia
incolumidad y libertad segura,
otorga a todos los pueblos
la tranquilidad del orden;
haz que del uno al otro polo de la tierra
resuene esta sola aclamación:
“Alabado sea el Sagrado Corazón
por quién hemos alcanzado la salud,
A Él la gloria y el honor
por los siglos de los siglos".
Así sea.
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