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miércoles, 12 de diciembre de 2018

A SAN MATÍN DE TOURS, ORACIÓN AL PATRONO DE LOS NECESITADOS


Bienaventurado San Martín de Tours,
que estuviste lleno del Espíritu del Señor,
teniendo siempre
inextinguible caridad por los necesitados.
 
Tú que lleno de amor y generosidad,
cuando viste al mendigo que estaba tiritando de frío,
sin saber que en verdad era Cristo,
no dudaste en darle la mitad de tu capa,
y no se la diste completamente,
puesto que la otra mitad
pertenecía al ejército romano.
 
Tú que no buscaste reconocimiento
sino solamente favorecer a tu prójimo,
hallaste gloria ante el Señor.
 
Y cuando el Salvador se te apareció
vestido con la media capa
tanto como para expresar aprecio por tu gesto
y Él te dijo “Hoy me cubriste con tu manto”,
decidiste no servir más en el ejército
y dedicar tu vida a Dios
y por la salvación de las almas,
siendo desde entonces un propagador de la fe
y un hombre santo totalmente dedicado
a quienquiera estaba en necesidad.



Glorioso San Martín,
tú que obraste milagros y prodigios,
quien con gozo, amabilidad
y la más exquisita bondad
ganaste los corazones de todos
y no cesaste de trabajar por su bienestar:
dame tu mano y ayúdame
para salir de toda falta y escasez
que hoy me aflige y causa desasosiego.

Glorioso San Martín,
mi bienaventurado patrono,
humildemente te pido con gran fe
que me alcances de Dios,
fuente de todas misericordias,
que mis caminos en esta tierra,
mi trabajo y mis fatigas
sean limpiados y abiertos con claridad.
 
En el nombre de Dios Omnipotente,
oh San Martín de Tours,
remueve todo lo que me haga daño
y dame trabajo y prosperidad.
 
Oh bienaventurado aliviador,
dame tu santa protección,
asísteme, te lo suplico,
en estos tiempos difíciles:
(con mucha fe pide ahora por lo que necesitas).

Tú, noble San Martín,
que tienes milagroso poder,
lleva cuanto antes mis ruegos a los Cielos,
pide para mi hogar todo bien;
que salgan los dolores, ruinas y miserias,
y que el Señor se digne que merezca
bienaventurada fortuna en mi trabajo (negocio),
y con ella, abundancia y prosperidad,
para que pueda dar libremente
a todos los que están en necesidad.

San Martín, bendito obispo de Tours,
que tus virtudes y caridad
me acompañen siempre.
 
No cesaré de rogarte y de agradecerle
a Dios Todopoderoso por todos los favores recibidos;
y prometo ser caritativo
y dar a todos mis hermanos
y hermanas en necesidad.

San Martín, por favor intercede por mí;
libra y protege a todos mis seres queridos
y a mí de todo mal.
 
Amén.

Rezar un Credo, Padre nuestro, Ave María y Gloria.


A lo largo de su vida, Martin se enfrentó a muchos dilemas.

Martin había nacido de padres paganos en el año 316, Hungría. Cuando tenía 12 años, comenzó a pensar en una pregunta seria: ¿debería seguir siendo pagano y creer en muchos dioses, o debería aceptar al único Dios de los cristianos? Martin se convirtió en un catecúmeno.

Una de las historias más famosas sobre Martín de Tours ocurrió cuando aún era un soldado. Un día, se cuenta, se encontró con un mendigo vestido con trapos. Tomó su espada y cortó su capa militar por la mitad y le dio la mitad al pobre hombre para que se abrigase. Esa noche, Martin soñó que Jesús estaba usando la mitad de una capa que había regalado.
 
 

Durante la Edad Media, la capa de Martin (cappa) se convirtió en una reliquia que los reyes franceses llevaron en las batallas. La persona cuyo trabajo consistía en cuidar la capa era a menudo un sacerdote, y se llamaba cappellani. Es a partir de esto que la palabra "capellán" evolucionó.

Martin murió en Francia en 397 a la edad de 81 años y, a petición suya, fue enterrado en un cementerio con los más pobres y necesitados. Pronto, los peregrinos viajaron a su tumba en Tours. Hoy en día, en muchos países de Europa, celebran con alegría la fiesta de San Martín.



 

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